

Cáscara
Como primer gesto de proyecto pensamos en una sombra que colonice el fondo del terreno pero que no lo interrumpa, que sea tan permeable como pesada. El hormigón tan sólido como permanente se evidencia en contraposición a las transparencias de los jardines por los cuales queda rodeado. La cáscara protege, contiene, se abre y cae con un estruendo al agua, y termina por asociar la pileta que queda a orillas de la escena. El jardín permanece continuo y fluido, las geometrías delimitan el paseo, y la cáscara como escultura define el objetivo del mismo. Un pliegue en la losa de hormigón genera el foco, siendo el mismo que una vez adentro deje su rol protagónico para abrir la perspectiva, integrar el jardín y jugar con el sol proyectando su sombra.